EL blog de JOSÉ ANTONIO VIDAL CASTAÑO, en recuerdo a Pierre Vilar y su "historia total"
La ilustración de fondo
miércoles, 25 de diciembre de 2013
Día a Día. HELP
Ayer esperé todo el día porque no sabía que poner sobre el papel. Habían y hay tantos temas: Blesa, Gallardón, Wert... las eléctricas, el puto mercado, jueces y registros... No. No. No, sobre esto no. Espionaje masivo, la debacle del libro, la desaparición de los osos polares y de la propia Antártida... No, No es eso, me dije. Todo esto está y estaré ahí fuera, aunque me este afectando aquí dentro, en el alma y el bolsillo.
Pilar llega de visitar a unos parientes y ha visto, casi sin esperarlo -me cuenta-, la cara de la pobreza reflejada en los rostros angustiados por la necesidad, por la ansiedad y el malestar que reflejan los cuerpos y traducen las palabras. La alegría, que ya era poca, se debilita por momentos. 'Todo lo que parecía sólido'... El chico mayor de la familia va a trompicones con la ESO, cuando hace meses era un escolar brillante; el padre sin trabajo fijo, la madre sin nada que pueda repartir entre los suyos... Un piso que no puede venderse, el plazo de la hipoteca que no puede pagarse; el sempiterno recibo de la luz que sube, que sube, que sube... la cuenta impagada del tendero... Una vez más no les ha tocado la lotería. 24 de diciembre. ¿Nochebuena?. ¡Help!
Zapeando para intentar la distracción, voy a parar a las primeras imágenes de una obra maestra: 'Senderos de gloria' Todo acaba con un fusilamiento atroz, pero también con una secuencia enternecedora. El capitán Dax (Kirk Doulas) ordena al sargento que espere un poco para llamar a los soldados que descansan en la cantina, al sangriento combate que empezara en 1914. Cantan a coro con una muchacha germana prisionera de los franceses. Parece como que el grito de socorro, en este caso de humanidad, se ha filtrado en las tinieblas de la guerra. (24-12-013).
El capitán Dax recorriendo la trinchera en 'Senderos de gloria'
domingo, 22 de diciembre de 2013
Día a Día. YESTERDAY
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La tarde de hace varias tardes no mejoró, y la humedad, esa
que llaman relativa, me caló los hasta el tuétano. Pero todo se animó cuando
pise la moqueta del pequeño estudio de radio Turia (La Eliana) en la 90.3 FM.
Años sin visitar una emisora. No me puse los cascos (sólo al final para oír la
sintonía) ni moví papeles que retumban en los micros. Fui
feliz hablando sin parar. Al acabar, Luis daba golpecitos en mi espalda, la
chica del control me lanzó un etéreo beso ¡Che.
Has estat molt bè! Al poco y de nuevo en el coche, sumergido en el relente
de la noche, recordé en contacto helado con un vaso de cerveza, el sabor a malta
espumosa en el gaznate, la puerta giratoria del bar y las palabras del amigo
Félix acerca de una propuesta cultural, dejada caer cuando nos vimos después
del programa. ¿Cultural? Recordé lo de los nazis y la pistola. Mi melancolía se
aceleró a ritmo de motor durante quince
minutos; los que pasaron para estar de vuelta a la ciudad de los fuegos artificiales
y la pirotecnia sin sentido… Valencia. Todas las estrellas fugaces cruzaron, una a una,
por delante de mis narices. No pude retener una brizna de su brillo. La
oscuridad se fue haciendo total, mientras Yesterday, la más triste y bella canción del siglo XX no paraba de sonar en mi cabeza.
jueves, 12 de diciembre de 2013
Exiliados Republicanos en Septfonds (1939) (video)
Video que ilustra el libro 'Exiliados republicanos en Septfonds (1939)' publicado en septiembre de 2013 por Libros de la Catarata. Cerca de 15.000 soldados republicanos fueron "internados" en el campo de concentración de Septfonds en el sudoeste de Francia. Estos exiliados sufrieron lo indecible. El video recoge imágenes de sus padecimientos y, la historia de algunos de los retornados.
El sargento Fabra. Historia y mito de un militar republicano (video)
Video que recorre la biografía, escrita por el historiador José Antonio Vidal Castaño sobre el sargento de ingenieros Carlos Fabra Marín, quién protagonizó una acción decisiva para abortar la sublevación militar contra la Segunda República, en Paterna (Valencia). Todo ocurrió en la noche del 29 de julio de 1936. Exiliado en Francia, pasó por un campo de concentración y se sumó a la lucha antifranquista
miércoles, 11 de diciembre de 2013
Voluntaris de la llibertat (video)
Montaje sobre las Brigadas Internacionales con motivo de las II Jornadas de Memoria Histórica en Benicàssim (marzo 2011)
lunes, 18 de noviembre de 2013
domingo, 17 de noviembre de 2013
1937. Benicàssim, hospital y refugio de héroes
En diciembre de 1936 el gobierno
republicano decidió ubicar en Benicàssim (Castellón) un hospital para atender a
brigadistas internacionales y milicianos que combatían en los frentes de Madrid
y Teruel. Una brutal guerra civil asolaba, desde julio de 1936, a una ‘España partida
en dos’[1]. De
una parte los militares rebeldes con armamento moderno y apoyos internacionales,
de otra, las clases subalternas leales a la Segunda República, tratando de
defenderse lo mejor posible.
En la desesperada defensa de Madrid, bombardeada
por la Legión Cóndor, en los momentos agónicos de la ofensiva franquista
lanzada el 7 de noviembre de 1936, como un milagro de primavera en pleno otoño,
se produjo el desfile, por la calles de la capital asediada, de unos soldados
que sabían marcar el paso, que iban más o menos bien uniformados y que se
protegían la cabeza con un casco de acero. Rosas rojas coronan los improvisados
búcaros sin agua de sus fusiles. Es el 8 de noviembre. Son algunas unidades de
las Brigadas Internacionales, en concreto, el batallón Thaelmann formado en su mayoría por comunistas alemanes “que
¾como
muchos de los brigadistas¾ habían venido a luchar contra el fascismo”.[2] Los
defensores de Madrid experimentan un subidón moral.[3] Al
día siguiente los “internacionales” sufren su bautismo de fuego en la Casa de
Campo, taponando con su sangre la brecha abierta por los “moros” a escasos
metros de la ciudad universitaria. Días después se lucha a muerte en aquel
recinto y las Brigadas Internacionales pasan a formar parte no sólo de la histórica
defensa de Madrid, sino también de su leyenda.
Una leyenda, la de los brigadistas, que se
amplió tras el Jarama, Guadalajara o Brunete... para llegar al frío y el barro
de Teruel en diciembre de 1937, donde el Ejército Popular de la República fue históricamente
brillante vencedor primero, y poco después, vencido. El sacrificio de los
brigadistas, una vez más, heroico. Una iniciativa militar abortada por
tormentas de nieve y por la superioridad aérea del enemigo. El dominio del
cielo imponía ya la suerte de la batallas libradas a ras de suelo. Eso y la
propia desorganización. Algo que comenzó muy bien y acabó mal… El ejército
“nacional” con abundantes tropas de refresco, controló la capital aragonesa, al
iniciarse el año 1938.
En este contexto de muerte y derrota [no
merecida] surgió la necesidad para el mando de disponer de un refugio donde
restañar heridas y acumular fuerzas. Idea motriz que llevó a la búsqueda de un
lugar soleado y tranquilo donde establecer un hospital que no fuese de
urgencias, para atender a combatientes de primera línea, y en particular a los
brigadistas, para que estos recibiesen toda la atención médica y el descanso
necesario, un apoyo fraternal equiparable a la solidaridad derramada en el
campo de batalla.
Más que un hospital, lo que llegó a
funcionar en la playa de Benicássim fue todo un complejo hospitalario que se
estableció en Las Villas, (chalets de factura modernista adosados a lo largo
del paseo marítimo), y el hotel Voramar, sin más límites visuales que la arena
de la playa y el suave oleaje de una mar infinita. Un paisaje, tal vez demasiado
amable ¾para
albergar retazos de vidas trágicas¾ salpicado de palmeras y pequeños roquedales que aparecen
o se ocultan a capricho de las mareas.
Hotel
Voramar. Una enfermera atiende a los heridos en una de las terraza.
El complejo sanitario alcanzó su máxima
ocupación a partir de mayo de 1937, cubriendo una doble función: prestar atención
medico-hospitalaria, y ejercer como casa de reposo. Sin embargo, y pese a su intensa
labor y eficacia probadas, fue evacuado, por fuerza mayor, en mayo de 1938. Toda
su historia, pues, la de Benicàssim y los brigadistas se encierra en el plazo aproximado
de un año, en el que fueron atendidos cerca de 7000 heridos, en los dos
aspectos señalados. Un año prodigioso para los que lo vivieron y para quienes
se ha asomado, nos hemos asomado, a los avatares que en su contexto se
produjeron.
Las razones del emplazamiento en este
sugestivo rincón mediterráneo, parecen obvias. Benicàssim, reunía “excelentes y
sanas condiciones de clima y lugar” como querían los representantes de la
sanidad militar. Tenía buenas vías de comunicación con Valencia (entonces
capital de la República) y otras poblaciones a las que estaba unida por una
carretera nacional y, además, contaba con un importante apeadero del
ferrocarril Valencia-Barcelona.
De la organización y dirección de la
residencia o complejo hospitalario se encargaron, en principio, el doctor
Dumont, que ocuparía la dirección del hospital, y el jefe político de las
Brigadas Internacionales, el comunista André Marty.[4] Villa
Pilar, segregada un tanto del resto, con un bello minarete, hizo de archivo
general del complejo, siendo rebautizada como General Miaja… El hotel Voramar
(bautizado como Villa Frente Popular) fue el principal recinto hospitalario,
contando con un quirófano, al cuidado del cirujano checo Bedrich Kiss, y varios
facultativos de diversas nacionalidades. Se aplicaron sobre la piel y huesos de
los pacientes, tratamientos innovadores para heridas de bala.[5]
Fachada
trasera del hotel Voramar con su denominación de guerra.
Las razones de su clausura parecen
derivarse del avance de las tropas franquistas hacia Vinaròs, localidad ya muy
próxima a Benicàssim. El mando republicano, como medida de precaución, optó por
la evacuación del complejo hospitalario, trasladando heridos y enfermos a otros
pueblos cercanos a Valencia o en la propia capital del Turia.[6]
Como anécdota interesante de la inquietud
que el avance enemigo producía empezó a tomar cuerpo, entre los brigadistas
hospitalizados, un cierto temor y algunos recelos. Un brigadista estadounidense
interrumpió un mitin (meeting) donde intervenían tres senadores del Partido
Demócrata de los EE. UU. que trataban de ensalzar el valor y la heroicidad de
los brigadistas, diciéndoles: “Menos heroísmo y más evacuación, antes de que
Franco nos tire a todos al mar”.[7]
La llegada a Benicàssim, alejada de la
brutal agitación de la guerra, de los combatientes heridos de las Brigadas,
gentes de casi todas las nacionalidades, etnias y colores, atrajo
irresistiblemente la atención de buena parte de sus ensimismados ciudadanos. No
sólo llegaron los brigadistas con algunos de sus jefes y oficiales, sino que lo
hicieron además varios de los más prestigiosos escritores y periodistas del
momento ¾hombres
y mujeres¾,
extranjeros también, ávidos de sensación nuevas, tal vez de noticias insólitas,
atraídos por la belleza del lugar y las costumbres premodernas de sus
habitantes. En otros artículos me he ocupado de estos mediáticos personajes:
Ernest Hemingway y Martha Gelhorn, John Dos Passos, Dorothy Parker, Ilya
Erhenburg… que fueron llegando, unas veces de visita y por pura curiosidad, y
en otras para cumplir algún encargo de sus respectivos medios informativos[8].
La mirada de Alejo
Carpentier
Entre estos variopintos personajes, llegó
también el escritor y musicólogo de nacionalidad cubana Alejo Carpentier, tal
vez el autor que fijó su mirada literaria con más ahínco sobre Benicássim y su
hospital de sangre, por ideología y sentimiento de proximidad a la causa
republicana. Carpentier un autor de enorme calidad literaria, con sangre centroeuropea
y apellido francés, se sintió un brigadista más. Así parece derivarse de la
lectura de su extensa novela con un título arrancado al formidable ballet de
Igor Stravinski, La consagración de la
primavera, escrita en 1978[9] (la
fecha en que se hizo la actual Constitución española). Avanzar por sus páginas
es acompañar a Carpentier en una aventura para iniciados en el barroco
literario y para coleccionistas de escenas dramáticas y costumbristas. Su
erudición es portentosa como lo es su arraigada fe en la revolución socialista
y en el triunfo de la República en la guerra de España.
Una mujer, Vera, que dice de sí misma: “Hasta ahora sólo he vivido a ras del
suelo, mirando al suelo (…) midiendo el suelo que va de mi impulso (…) para
girar sobre mi misma…” viaja a España. Se trata de una bailarina de
ballet, naturalmente, rusa: “Tranco,
salto, levitación (…). La danza…” En París aprende a mirar y entender “el
caballo de Guernica” que pintara Picasso; en su visita a “un Pabellón impresionante (el de la República
española) (…) por su desnudez, su altiva pobreza, junto a los declamatorios
alardes del Pabellón de Italia, rastacuero, fanfarrón y operático, centrado en una estatua ecuestre
de Mussolini”… Vera, atraviesa la frontera en Port-Bou. Observa el contraste
entre el cartel francés que anuncia el Carnaval de Niza y narra lo que
encuentra en España:
“aquí (…) mujeres vestidas de negro, hombres vestidos de negro, varios
enfermeros, soldados ¾o
milicianos, no sé…¾
que corren, gritan, se afanan, en torno a un cráter abierto en roca
gris, entre casas destruidas, de paredes rajadas, humeantes aún (…) Hay heridos
¾o muertos¾ ya que varias camillas levantan
cuerpos cubiertos de sábanas (…) Y, detrás los que sacan cosas del hoyo: una
silla de mimbre, un retrato en marco dorado, un santo descabezado, un
caballito… (…) ¾“No volverán hoy¾ dice la
niña mirando al cielo…”
Es la guerra. Los bombardeos. Páginas
atrás recordando a Van Gogh dirá: “Pero aquí se acabaron los girasoles, las pinceladas de sol en sol mayor…”
Y la bailarina llegará hasta Valencia buscando a alguien que está herido… “Así pues mañana iré a Benicàssim…”
Carpentier no es un entusiasta a ciegas.
Es crítico y hasta autocrítico. La mujer, convertida en enfermera voluntaria,
entra en un bar, abierto pese a la hora avanzada, contraviniendo una
prohibición gubernamental y en la pared, junto a los carteles publicitarios de
la época (el de Heno de Pravia…), descubre otro firmado por la FAI, que reza
así:
“EL BAILE ES LA ANTESALA DEL PROSTÍBULO: CERRÉMOSLO.
LA TABERNA DEBILITA EL CARÁCTER. CERRÉMOSLA.
EL BAR DEGENERA EL ESPÍRITO. CERRÉMOSLO.”
¾ “¿El dueño de esto será enemigo de los anarquistas? ¾digo,
riendo. ¾ Por el contrario es anarquista y de los duros. ¾ ¿Y cómo
tiene abierto el bar?. ¾Por lo mismo, de que la prohibición,
aquí emana del gobierno. Es su modo de demostrarse que a él nadie le pone el
pie encima (…).”
¿Les suena de algo? Un libro para leer y
degustar. Un referente esplendoroso, torrencial, indignado y muy actual.[10]
Regler y el valor de unos brigadistas
chinos
No fue tan solo Carpentier el único
literato con pulsiones de brigadista. Hubo bastantes, desde jóvenes poetas británicos
hasta novelistas, que transformaron su literatura en compromiso político
directo y activo, como es el caso del comisario de la XI Brigada el alemán Gustav
Regler, un autor de éxito durante la República de Weimar que participó ya en la
defensa de Madrid, y que acompañó al ejército republicano en su retirada hasta
Francia. Sus vivencias en la guerra de España quedaron relatadas en su novela
coral: La gran cruzada, en la que
curiosamente utiliza la palabra cruzada,
que sería tan explotada por el franquismo y las jerarquías eclesiásticas en
España durante y después de la guerra. Regler compartió con sus soldados las
penurias de los campos de concentración galos. Y no fueron pocas. En su periplo
francés, tras pasar por los campos de distribución, fue inquilino del más duro,
el de Vernet d’Ariège, donde se pudo encontrar desde el gran escritor Max Aub hasta el humilde y heroico
sargento Fabra.[11]
Hubo otros pero, puestos a ocuparnos de
los más olvidados, vale la pena detenerse en algunos aspectos que han salido a
la luz recientemente, a raíz de la publicación de un libro sobre el tema,[12] como
la participación de 13 brigadistas chinos en algunas de las más cruentas
batallas de nuestra guerra civil. Esta historia, recuperada por dos científicos
taiwaneses, completa y confirma la visión de unas Brigadas que, como dice un
popular cartel editado por la Comisaría de Propaganda en plena guerra civil: “Todos
los pueblos del mundo están en las Brigadas Internacionales al lado del pueblo
español”. Pese a la popularidad del cartel, y de algunas fotos en las que
también aparecían soldados de color, de nacionalidad estadounidense, este tema
de la composición multirracial de aquellas unidades de voluntarios, ha venido
siendo un aspecto olvidado o minusvalorado que quiero poner de relieve.
Razones, pues, más que suficientes para cerrar estas páginas con un brigadista
chino como protagonista. Primero una atenta mirada al cartel.
Tenemos
enfrente el cartel. Lo miramos y por muchas veces que lo hayamos visto no deja
de sorprendernos. Las tres razas principales están representadas: negros,
blancos y asiáticos con una predominancia (en orden a lo cuantitativo) de la
raza blanca. La leyenda se ajusta perfectamente a la idea que defiende. Una idea global (mundial) presidida por el
triangular y rojo emblema de las BI.
Sabemos
de la existencia de brigadistas chinos en Benicàssim, entre otras fuentes, por
el relato de Sal Birbaum, un ciudadano estadounidense de color que un buen día
emprendió viaje a España para luchar contra el fascismo, de su interminable y
mareante viaje desde Nueva York a El Havre, donde conoció a un chino llamado
Dong Hong Yick. El chino hablaba muy
bien inglés y llegaron juntos a París para marchar casi de inmediato, cruzando
los Pirineos, a España…
Yick no era más que un mote. Su verdadero nombre era: Chen Wenrao (o Maurice
Chen), nombre con el que se inscribió el formulario que rellenó a su llegada a
España. Fue trasladado en agosto de 1937 a la brigada estadounidense Lincoln,
al 24 Batallón de la XV Brigada. Vio como sus compañeros se batían en Quinto, y
tras unos días de descanso intervino en la cruenta batalla de Belchite, donde
su compañero Samuel Schiff resultó herido en una rodilla. Chen, que resultó ser
un gran soldado, recibió una bala que
entró en su pie y salió entre sus dedos. Evacuados junto a otros combatientes
(algunos chinos) el siete de septiembre, tres días después, ingresaron en el
hospital de Benicàssim.
“Los pacientes eran distribuidos según su idioma
y a Chen Wenrao se le asignó el mismo que a otro estadounidense (…) conductor
de ambulancias”. Sabemos por este
último que el chino tenía un gran sentido del humor y encajaba las burlas de
sus amigos americanos que le llamaban “papagayo amarillo”. Sin embargo, los
yanquis admiraban el buen inglés que hablaba Chen, tanto que lo creían nacido
en los Estados Unidos. Solo en parte tenían razón, ya que Wenrao, nacido en
1913 o en 1910 (según versiones) en Taishan, emigró con su familia a los Estados
Unidos de América cuando tenía ya más de veinte años. Por sus trabajos
administrativos había adquirido amplios conocimientos, incluido el manejo del
inglés, apropiados para desenvolverse en el gran país americano.
Una
vez en Nueva York, perfeccionó su inglés en una escuela pública y se graduó en
una escuela media, mientras trabajaba como camarero y cajero en un restaurante
chino. En su tiempo libre (parece increíble), participaba en actividades
organizadas por el Centro de Obreros chinos. En octubre de 1933 se afilió al Partido
Comunista y fue secretario de finanzas de la Liga Antiimperialista. Chen
recibía, estando en España, por medio de sus amigos chino-americanos, cigarrillos,
libros y periódicos. En el hospital de Benicàssim tuvo tiempo para leer y
escribir dos cartas a Nueva York “informando detalladamente de las
batallas de Quinto y Belchite”. Tomadas
como crónicas fueron publicadas en un periódico local a finales de 1937 y
principios de 1938.
En
el hospital de Benicàssim no faltaba a ninguna de las actividades habituales de
todos los pacientes: los lunes, clases de español y reunión; los martes,
noticias de la semana; los miércoles, español y cine; los jueves, concierto
semanal; los viernes, español y conferencia sobre España; el sábado, descanso;
y el domingo, alpinismo y baile semanal. Chen conoció a otros dos chinos en
Benicássim Lin Yishi y Liu Huafeng, compañeros de lucha que mientras curaban de
sus heridas dudaban sobre quedarse en España o volver a China para tomar parte
en la guerra desatada contra los invasores japoneses.
Chen
se presentó en Albacete, cuartel general de las Brigadas, con su alta en el bolsillo
cerca de las Navidades de 1938. Fue herido de nuevo, al perecer en los combates
de Gandesa, e ingresado de nuevo en
Benicássim (¿?), cosa que nos tememos
fuera posible, ya que en mayo de ese año, como sabemos, el hospital
había sido evacuado. Lo único que se sabe de cierto de la vida posterior de este
brigadista chino, que hemos tomado como ejemplo, es que retornó a su país, pues
su imagen, o la de su doble, sde deja ver en las películas documentales: Los norteamericanos en España (rodado en
aquellos años) y en The Good Fight,
rodado en USA., en los años ochenta del siglo XX.
La
historia de Chen Wenrao como la de cualquier brigadista es toda una historia
apasionante y, a veces, cuajada de sorpresas.
por José Antonio Vidal Castaño
Doctor en Historia Contemporánea
(16-11-2013)
[1] Julián Casanova: España
partida en dos. Breve historia de la guerra civil española, Barcelona, Crítica,
2013. Un libro altamente recomendable por su capacidad de síntesis para
explicar lo que fue la contienda entre 1936 y 1939.
[2] Paul Preston: La
guerra civil española, Barcelona, Debate, 2006, p. 180.
[3] Véase lo que dice al respecto el que fuera, más tarde,
jefe guerrillero Florián García Velasco, Grande,
combatiente en 1936 en el frente de Madrid, en: José Antonio Vidal Castaño, La memoria reprimida. Historias orales del
maquis, Valencia, PUV, 2004, p. 123.
[4]
El doctor Neumann era el jefe del Servicio
Sanitario Internacional (SSI), que, a su vez, estaba en contacto con los
directivos del Socorro Rojo Internacional. Éstos visitaron al socialista Manuel
Rodríguez, entonces Gobernador Civil de Castellón, con la intención de pedirle
orientación para abrir un centro hospitalario. Fue éste el que aconsejó la
visita a las Villas de Benicàssim, lugar idóneo, en su opinión, por su
“proximidad con el mar y los aires salinos de las montañas”.
[5] Para más datos, José Antonio Vidal Castaño:
“Brigadistas en el hotel Voramar” (El
Punt, 21-05-2007).
[6] Véase: http://www.aulamilitar.com/dumont.hts
[7] Rafa Pallarés: Voramar, 75
Aniversario 1931-2006, p. 25. Autoedición del folleto explicativo sobre la
historia y evolución de este emblemático hotel de Benicàssim.
[8] José Antonio Vidal Castaño: “Recordar las Brigadas
Internacionales” (El Viejo Topo), nº
291, pp. 34 a 39. Una versión, que he dedicado al que fuera deportado en
Mauthausen y gran amigo, Paco Batiste, con el título de “Benicássim y las
Brigadas Internacionales”, se ha publicado en: R. C. Torres, C. Escrivá, S.
Esparducer y J. Medina, en: Les Brigades
Internacionals a Benicàssim, Valencia, Cultivalibros, 2013, pp. 64 a 72.
[9] Alejo Carpentier: La consagración
de la primavera, Madrid, Akal, 2011. La edición consultada sigue a la
primera fechada en México, Siglo XXI, en 1978.
[10] Todas las citas utilizadas se encuentran en la citada edición del libro
de Alejo Carpentier. Pp. 11 a 20; 28 y 29; 169 y 170... y un largo etcétera.
[11] Véanse George Pichier: http://www.brigadasinternacionales.org/index.php?option=com_content&view=article&id=405:la-gran-cruzada&catid=44:croni-bi&Itemid=82
Para conocer la
situación del campo de Vernet d’Ariège, consultar: José Antonio Vidal Castaño:
“Prisionero en ‘Le Vernet’”, en El
sargento Fabra. Historia y mito de un militar republicano (1904-1970),
Madrid, Los libros de la Catarata, 2012, pp. 293-299.
[12] Hwei-Ru Tsou y Len Tsou: Los
brigadistas chinos en la guerra civil. La llamada de España (1936-1939),
Madrid, Libros de la Catarata, 2013.
domingo, 10 de noviembre de 2013
Los apestados de Septfonds
Artículo de Joaquín Gil, publicado en EL PAÍS C. V. el 7 de noviembre de 2013, con motivo de la presentación de mi libro EXILIADOS REPUBLICANOS EN SEPTFONDS (1939) en La Casa del Libro de Valencia. Me acompañaron en el acto LLuis Andrés y Salvador Broseta Perales.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/11/06/valencia/1383759575_850265.html
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/11/06/valencia/1383759575_850265.html
martes, 1 de octubre de 2013
domingo, 15 de septiembre de 2013
Mas o menos en Cataluña
Artur Mas viene siendo - en mi
opinión - uno de los peores y más
marrulleros dirigentes que ha producido la pedrera
nacionalista catalana. Más que un político al uso, actúa como un vendedor de
lavavajillas negociando ofertas imposibles para conseguir la mayor cantidad de
dinero posible, y seguir financiando proyectos empresariales y corruptelas
(casos ITV, Palau…) auspiciados por su grey; una grey que escudándose en
consabido seny que enorgulleció a su
burguesía, se ha mostrado en los últimos tiempos tan rapaz (supuestamente,
claro) como la de cualquiera de los clanes gubernamentales del PP en Madrid y
en otras autonomías.
Va siendo hora de que los ciudadanos herederos de la
Marsellesa y de las Luces, amén de los valores republicanos y las conquistas de
los trabajadores, etcétera, despierten. La gente que gobierna CIU y a través de
ella Cataluña, no es mejor ni distinta a la que gobierna el Estado. Nunca
desveló Mas cuales eran y son los grandes proyectos socio-culturales que supuestamente
convertirán a la “nueva Cataluña independiente” en una lumbrera europea, ni los
caminos a seguir por los que Cataluña dejará su brillante mediocridad actual y
recuperará el prestigio que tuvo como vanguardia de la modernidad y el buen
hacer, que fue.
La Cataluña actual, cada vez más turistizada y banal, está
en crisis, como el resto de España, buena parte de Europa y varios lugares de
éste ancho y diverso mundo. Conseguir la independencia no es la garantía para
pasar a un estado ideal, para convertir la precariedad existente en proyectos
boyantes, de pasar de la oscura noche española a una radiante mañana europea…
Nada de las cosas citadas son ni serán categorías ni estados puros. Lo que si,
más allá de los legítimos sueños de libertad y emancipación nacionales, parece
urgente y necesario es combatir: la corrupción política, presente en ambos
lados de la hipotética frontera, acometer la reducción del paro con la
recuperación del empleo, eliminar la “reforma laboral (que duele a todos los
trabajadores), rehabilitar, extender y dar marchamo de calidad a la sanidad y
la educación públicas, sanear la ética política, etcétera…
Para mayor inri, el inefable y grisáceo Mas no tienen la más
mínima intención de organizar o permitir que su consulta independentista,
respete el principio de autodeterminación que debe ser garantía del respeto
político, que los gobernantes deben a los gobernados.
José
Antonio Vidal Castaño (10-09-013)
Tres fechas
11 S. Tres fechas para la historia
El 11 S es,
además de una fecha en el calendario, una jornada con triplete histórico. Son tres tragedias, tres derrotas que son
recordadas o conmemoradas, según el talante y los objetivos políticos de las
elites dirigentes de los territorios donde se produjeron.
El 11S para los
estadounidenses, particularmente para los neoyorquinos, es una fecha luctuosa,
triste. En pocas horas el más sofisticado sistema de seguridad del mundo,
simbolizado por el poderío de las torres gemelas y el edificio del Pentágono,
se colapsó, tras los imprevistos ataques de fanáticos terroristas islámicos.
Una fecha que más allá de las acciones militares de represalia, es recordado
con muestras de dolor.
El 11S fue
también el fatídico día que Pinochet y sus tropas, asaltaron el Palacio de la
Moneda asesinando la democracia chilena y provocando el suicidio del presidente
Allende, que no pudo dominar a los militares rebeldes. La derecha chilena trata
de imponer un tono nostálgico al recuerdo, mientras que la izquierda, sigue
llamando a la unidad y reivindica la figura de Allende, con cierta temerosa
ambigüedad.
El 11S
finalmente, es una jornada “nacional” y por ende festiva en Cataluña, desde los
tiempos de Jordi Pujol, quién oficializó, por decreto, la conmemoración de la
derrota política y militar con la pérdida de “Els Furs” en 1714, en plena
guerra de Sucesión española. La derrota de las elites catalanas partidarias de
la monarquía austriaca frente la borbónica (centralista por definición), afectó
igualmente a las capas populares y los campesinos, que creyeron en sus
demagógicas promesas, por aquello de mejorar su triste condición social. Sin
embargo, con la llegada de los Borbones los poderosos no tardaron en buscar su
acomodo. John Lynch ya advirtió que “la rebelión catalana de 1705 no fue
popular en su origen, sino que expresaba los objetivos políticos de la clase
dirigente” (La España del siglo XVIII,
2005). Deberíamos meditar sobre estas cuestiones. Tampoco las alianzas y
motivos de aquella guerra en Cataluña fueron las que suponen quienes buscan una
relación mecánica con la conmemoración de la Diada. El autor citado asegura:
“[la guerra] no fue una mera defensa de los fueros sino que estaba dirigida a
servir los intereses de la elite comerciante”, deseosa de promover a Barcelona
como capital de negocios (…) “metrópoli de comercio colonial” con América;
razón también, añado, por la que preferían apoyar a los austriacos, aliados a
su vez de la Gran Bretaña. El poderío naval británico era una magnifica
protección para sus empresas comerciales.
Ha llovido mucho
desde 1714. Cataluña y todo los demás ha cambiado profundamente. Ha habido y
hay cortes generacionales. En aquellos tiempos las clases medias apenas
existían. Hoy son mayoría en el tejido social catalán y es un hecho innegable
que buena parte de sus efectivos humanos formaron parte de la cadena por la
independencia. En este caso parece que las elites, en vez de dirigir este
proceso, van a remolque del mismo. Tienen, no obstante una grave responsabilidad
(tanto las catalanas, como las españolas) en los orígenes y difusión de este
sentimiento… Seguiremos.
Valencia, 13-09-013
sábado, 7 de septiembre de 2013
González Pons y la bandera republicana
Leo y escucho, con cierto estupor, las declaraciones del
dirigente popular Esteban González Pons, conocido demagogo de su partido
(consultar hemerotecas) a propósito de los “gestos fascistas” y el exhibicionismo
de la bandera con el aguilucho franquista, por la muchachada neo-generacional
del PP. Puede sorprender a los incautos la demagogia “republicana” de este
experto propagandista del régimen que nos gobierna absolutamente. Ha dicho, entre
otras cosas, que se siente representado por la bandera republicana en los actos
conmemorativos de la liberación de París en 1944. No debemos dejarnos engañar. Don
Esteban no ha sido ni será nunca republicano (a no ser que le ofrecieran el
cargo de Presidente con sueldo y sobresueldo), por mucho que ahora nos quiera
vender su apoyo a los aliados antinazis y el reconocimiento de la participación
de los republicanos españoles en las batallas por la liberación de Francia.
El “gesto” González Pons está dentro de la lógica de la distracción que practica el PP para que
no podamos perseverar en la oposición a la corrupción política, el despilfarro
económico y la gran fábrica de parados en la que el país se ha convertido.
Hacen falta más Gibraltares, fiestas colosales y eventos lúdico-deportivos,
“más madera” en suma, para contentar al populacho. González Pons, con su puesta
en escena, intenta también frenar las protestas frente a las aberrantes
afirmaciones del ignaro y cucurbitáceo diputado Rafael Hernando, quién mantuvo,
sin argumentos, que la banderea republicana es anticonstitucional. Esta
lumbrera neoliberal afirmó que la Segunda República “llevó [a España] a la
Guerra Civil” (…) ocasionando “un millón de muertos”. No se rían. Este es el
fondo de la cuestión. Se le puede perdonar a un jumento su incompetencia histórica
y su mala leche. Sin embargo no debemos pasar por alto que se trata de un
ataque calculado a la esencia de las libertades políticas y cívicas, al sistema
parlamentario y a la convivencia ciudadana. ¿Será acaso porque el futuro de la
monarquía en este país pinta mal, muy mal? ¿Será porque el aroma democrático se
percibe más auténtico desde una República? Lo cierto es que toda la derecha, ultras
y centristas del PP -que
los hay-,
en particular, se aprestan a desprestigiar la experiencia republicana. Para
ello es preciso citar mal a sabiendas, falsear
la historia y engañar… Una vez más, hay que decir que la Segunda República,
elegida libremente por los ciudadanos, no trajo la guerra civil y que está no
ocasionó “un millón de muertos”. La guerra civil fue la consecuencia directa
del golpe de estado dirigido por los generales Mola y Franco, con el apoyo de
capitalistas como Juan March y de las jerarquías de la Iglesia Católica contra
el gobierno legítimo del Frente Popular, ganador de las elecciones de febrero
de 1936. En cuanto a los muertos directos
de la contienda hoy sabemos que ni siquiera se acercan a la mitad de la cifra
dada por Hernando, paladín de la ignorancia, que no hacía más que repetir -palabra
por palabra-
el título de una novela de José María Gironella publicada en 1961. De lo que no
dice nada Hernando es de los muertos, desaparecidos y excluidos sociales de la
postguerra, producto de una larga y cruel dictadura vengativa que se inició el 1
de abril de 1939.
domingo, 3 de febrero de 2013
Una Victoria de la Memoria Democrática
El pasado 30 de enero, tras su debate y votación en sesión plenaria del Ayuntamiento de Paterna (Valencia), fue aprobada por unanimidad, la Moción que transcribo a continuación. El documento que sigue, ya histórico, es el resultado de la iniciativa de la asociación cultural Ateneo Republicano de Paterna, que ha sabido concitar los apoyos necesarios para conseguir este logro. Una pequeña-gran victoria por la cual nos felicitamos todas las personas que hemos trabajado por conseguirlo.
jueves, 31 de enero de 2013
El discurso del Rey
¿El discurso del Rey?
Resulta imposible
determinar –a no ser que se forme parte del equipo que elabora los discursos- el
grado de participación real en la
redacción y puesta en escena de los mismos. Es bien sabido que las instituciones
que detentan o representan poder no suelen dejar nada al azar o al -en este caso- real
capricho. Un equipo de redactores y especialistas elabora borradores y pre-textos,
hasta llegar a un texto definitivo con visto bueno y sello de la casa.
La técnica de la gestación
del ‘discurso del Rey’ (sea el que sea) es similar a la fabricación de un best-seller. Se fabrica una minúscula porción
de ‘novela histórica’, aunque sin dos de sus ingredientes necesarios para el
éxito de ventas: el sexo y la intriga. El tercero, la violencia, no falta, pues
la provoca su lectura publica, es decir, la vergüenza e impotencia del
ciudadano ninguneado o excluido por el discurso, de los problemas nacionales, o
convertido él mismo en carga y problema. Los fabricantes de estos cuentos están
al tanto de las políticas del gobierno de turno; de lo que, según conviene,
deben comunicar a la “nación española”, pues el Rey (Constitución dixit) reina,
pero no gobierna.
viernes, 25 de enero de 2013
De la violencia política, la represión franquista y el “holocausto español
De la violencia política, la represión franquista y el “holocausto español”.
Título en inglés: About Political Violence, Francoist Repression, and “Spanish Holocaust”.
RESUMEN
El autor propone una reflexión centrada en el franquismo al hilo de la expresión “holocausto español”, con la que por Paul Preston titula su último libro. Analiza las definiciones de holocausto y genocidio en contraste con los procesos de violencia política en la retaguardia, durante la Guerra Civil y la postguerra. Pone reparos al uso canónico de la expresión “holocausto español” señalando, no obstante, la esterilidad de un debate nominalista. Encuentra una base común pero objetivos distintos en el uso de la violencia y el terror por nazis y franquistas. Hitler y Franco llevaron a cabo políticas de exterminio: contra los judíos (limpieza étnica) el primero, y contra “los rojos” (limpieza política) de la izquierda marxista y sus aliados, el segundo. Destaca la conexión entre “represión franquista” y “crímenes contra la humanidad”, así como el retraso en el proceso de desfranquización, iniciado en la Transición.
Palabras clave:
Holocausto, genocidio, represión franquista, “solución final”, exterminio, Guerra Civil española, postguerra, limpieza étnica, limpieza política
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sábado, 19 de enero de 2013
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